Impedir el asesinato del señor Kai, presidente de Forge Seguridad, y capturar a Satô y su banda de terroristas semihumanos... el plan propuesto por Kei Nagai se viene abajo cuando Satô consigue penetrar en el edificio Forge Seguridad por si solo.
Satô siempre se las apaña para actuar un paso por delante de las previsiones de Kei. Hirasawa y los hombres de negro a sus ordenes siguen luchando en el tiroteo, tratando de llevar a buen puerto la operación a pesar de que la situación es cada vez peor. La presión se cierne sobre Kei, que tiene que tomar una decisión.